Creer que "votar y dejar hacer" es democracia es infantil, la democracia es acción, concretamente es particip-ación.
Manifestarse es una forma válida y básica de hacerlo.
La violencia institucional de reprimir, conducir a la muerte, ocultar, desaparecer la está aplicando este gobierno, como hizo con Santiago Maldonado, con los mapuches e incluso con el vergonzoso ocultamiento del hundimiento del ARA San Juan.
Pero además, ejerce violencia sobre los más vulnerables, lo hizo quitando pensiones por discapacidad, atención médica del PAMI, con la elaboración del plan Maestro sin los maestros y ahora con las "reformas" que encubren el robo a jubilados y trabajadores.
Por último, no respeta leyes ni a los demás poderes (legislativo, judicial) pretendiendo pisotearlos, amenazando cambiar jueces que se opongan, autoperdonándose deudas e incluso demandando ¡al propio Estado que está gobernando! Un mamarracho, no tienen dignidad pues la perdieron hace rato cuando estafaban al Estado con sus negociados. ¡Incluso este presidente llegó a estafar a su propio club, Boca Juniors!
Esto pasa cuando se elige la peor opción, y eso sucede cuando no se participa y se ignora todo lo relativo a la política.
Estos delincuentes, dueños de los medios de comunicación, proliferan una cantidad cada vez mayor de analfabetos políticos, única manera pseudo-democrática de alcanzar el poder político, el último que les faltaba conquistar. Hoy reúnen la suma de poderes: económico, financiero (aquí dependen de una élite mundial de la cual apenas son socios minoritarios), político, militar y mediático. Con la justicia sometida y una mayoría comprada en el congreso, estamos ante la mayor suma de poderes en la breve historia de nuestro país.
La inacción, el dejar hacer, la pretendida defensa del orden institucional por sobre la protesta social, no son más que lastre en un gobierno que se viene a pique por su propio accionar delictivo. Es sostener la complicidad de quienes lo votaron pretendiendo un cambio que nunca llegó ni va a llegar. Son manotazos de ahogado de quienes se van a pique con este gobierno.
Por el contrario, quienes somos conscientes de las luchas que lograron arrancarle a una oligarquía capitalista tras décadas de luchas, quienes además vivimos acontecimientos similares como en el periplo 2000-2002 con funcionarios repetidos en el actual gobierno, el menemato, la hiperinflación de Alfonsín, los saqueos, el saqueo a los jubilados, maestros y trabajadores en general (notar que menciono hechos ocurridos durante la democracia, ni hablar del saqueo durante las distintas dictaduras) no podemos quedarnos de brazos cruzados esperando un milagro: sentimos la obligación de ganar las calles, de luchar contra semejante atropello aún cuando la mayoría estamos necesitando unas merecidas vacaciones (sin la lucha, las perderíamos y probablemente el trabajo también) y acompañar una vez más a los jubilados y pensionados.
Como sucedió en cada ocasión anterior, hacerles sentir nuestro más profundo rechazo e indignación, escracharlos públicamente para delatar la complicidad de los políticos que acompañan o votan tales medidas. No cesar de reclamar justicia por Santiago Maldonado y Rafael Nahuel por ser víctimas del gobierno represor de Macri, quien continúa reprimiendo para llevar a cabo sus fechorías.
Fue la participación ciudadana, popular, de los damnificados pero fundamentalmente de quienes queremos otra sociedad más equitativa, donde podamos vivir con dignidad.
Manifestarse es una forma válida y básica de hacerlo.
La violencia institucional de reprimir, conducir a la muerte, ocultar, desaparecer la está aplicando este gobierno, como hizo con Santiago Maldonado, con los mapuches e incluso con el vergonzoso ocultamiento del hundimiento del ARA San Juan.
Pero además, ejerce violencia sobre los más vulnerables, lo hizo quitando pensiones por discapacidad, atención médica del PAMI, con la elaboración del plan Maestro sin los maestros y ahora con las "reformas" que encubren el robo a jubilados y trabajadores.
Por último, no respeta leyes ni a los demás poderes (legislativo, judicial) pretendiendo pisotearlos, amenazando cambiar jueces que se opongan, autoperdonándose deudas e incluso demandando ¡al propio Estado que está gobernando! Un mamarracho, no tienen dignidad pues la perdieron hace rato cuando estafaban al Estado con sus negociados. ¡Incluso este presidente llegó a estafar a su propio club, Boca Juniors!
Esto pasa cuando se elige la peor opción, y eso sucede cuando no se participa y se ignora todo lo relativo a la política.
Estos delincuentes, dueños de los medios de comunicación, proliferan una cantidad cada vez mayor de analfabetos políticos, única manera pseudo-democrática de alcanzar el poder político, el último que les faltaba conquistar. Hoy reúnen la suma de poderes: económico, financiero (aquí dependen de una élite mundial de la cual apenas son socios minoritarios), político, militar y mediático. Con la justicia sometida y una mayoría comprada en el congreso, estamos ante la mayor suma de poderes en la breve historia de nuestro país.
La inacción, el dejar hacer, la pretendida defensa del orden institucional por sobre la protesta social, no son más que lastre en un gobierno que se viene a pique por su propio accionar delictivo. Es sostener la complicidad de quienes lo votaron pretendiendo un cambio que nunca llegó ni va a llegar. Son manotazos de ahogado de quienes se van a pique con este gobierno.
Por el contrario, quienes somos conscientes de las luchas que lograron arrancarle a una oligarquía capitalista tras décadas de luchas, quienes además vivimos acontecimientos similares como en el periplo 2000-2002 con funcionarios repetidos en el actual gobierno, el menemato, la hiperinflación de Alfonsín, los saqueos, el saqueo a los jubilados, maestros y trabajadores en general (notar que menciono hechos ocurridos durante la democracia, ni hablar del saqueo durante las distintas dictaduras) no podemos quedarnos de brazos cruzados esperando un milagro: sentimos la obligación de ganar las calles, de luchar contra semejante atropello aún cuando la mayoría estamos necesitando unas merecidas vacaciones (sin la lucha, las perderíamos y probablemente el trabajo también) y acompañar una vez más a los jubilados y pensionados.
Como sucedió en cada ocasión anterior, hacerles sentir nuestro más profundo rechazo e indignación, escracharlos públicamente para delatar la complicidad de los políticos que acompañan o votan tales medidas. No cesar de reclamar justicia por Santiago Maldonado y Rafael Nahuel por ser víctimas del gobierno represor de Macri, quien continúa reprimiendo para llevar a cabo sus fechorías.
Fue la participación ciudadana, popular, de los damnificados pero fundamentalmente de quienes queremos otra sociedad más equitativa, donde podamos vivir con dignidad.
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