Allá en la ingenuidad de mi adolescencia sentía una profunda vocación de volcarme hacia la revolución tecnológica que asomaba tras la irrupción de la multimedia y la difusión de internet. Me devoraba con pasión lo que encontraba a mi alcance en las revistas, en las bibliotecas. Recuerdo vivamente una reflexión que hacía el editor de la revista Users a un libro sobre Internet acerca de lo que podría brindarnos esta tecnología automatizante: más tiempo libre para nosotros al ocuparse de varias de nuestras tareas. Eso que parece hasta estúpido hoy, donde la tecnología es un elemento más de la maquinaria competitiva capitalista, donde incluso pasamos a dedicarle nuestro tiempo de ocio, más aún, su irrupción en nuestras relaciones y hasta en nuestra intimidad; en definitiva, en la época donde nuestra vida parece haber sido arrebatada por la tecnología, bien merece un examen más detenido y a la vez, más amplio. Necesitamos situarlo realmente en su contexto para ver que no es descabellado el
¿Por qué animarse a ser diferente? ¿Por qué no quedarnos en la comodidad de lo que hacen todos? ¿Para qué correr el riesgo? Este es un blog muy particular para mí, porque me llevó a forzar la publicación de cuestiones muy profundas y muy mías, pero que a su vez también lo son para los demás. ¿Contradicción? Para nada, simple paradoja de la vida.