Cuando un año exactamente atrás comencé a escribir este blog lo hice desde una profunda convicción, arraigada en las entrañas de mi ser, clamando a viva voz por un cambio. Las convencionalidades sociales muchas veces logran boicotear nuestros más genuinos intentos por dar ese paso hacia una mejora de nuestra vida. Sin embargo, puedo decir con una pizca de orgullo que mi vida se vió colmada de cambios muy beneficiosos y aún más auspiciosos para lo que vendrá. La ruptura con la modalidad temporal contemporánea de la instantaneidad fue difícil, tras un arduo trabajo especialmente desde lo mental. Esta sería una de las conclusiones más importantes de este año cumplido: Los mitos y costumbres conservan nuestra cultura pero también nos aferran a prácticas destructivas socialmente aceptadas. En estos últimos meses he comprobado en persona hasta que punto las creencias arraigadas, los hábitos de consumo y las costumbres que estos generaron, junto a los mitos nunca verificados y aceptad
¿Por qué animarse a ser diferente? ¿Por qué no quedarnos en la comodidad de lo que hacen todos? ¿Para qué correr el riesgo? Este es un blog muy particular para mí, porque me llevó a forzar la publicación de cuestiones muy profundas y muy mías, pero que a su vez también lo son para los demás. ¿Contradicción? Para nada, simple paradoja de la vida.