¡Ah, la música! Esa suave caricia del alma que en las noches aciagas me envuelve con su arrullo cual niño al escuchar su nana. ¡Ah, música! Contigo siento como vibra todo mi ser, siento como la alegría vuelve a florecer desde lo más profundo, desbordándome. ¡Oh sí, música! Cómplice entrañable de solitarios corazones, de seres especiales que no se contentan con la aparente calma de la monotonía. De incurables trasnochadores, de los más madrugadores y hasta de los insomnes, o de quien simplemente se complace en escuchar. Enamorados de la vida, alejados de sórdidas pasiones por un instante fugaz de felicidad ante tu mágica presencia. Apasionados, atribulados, en constante pesar o en la incansable lucha diaria de la supervivencia, desde el simple despertar hasta la hora del sueño. ¡Ah, la música! Quisiera ofrecerle una canción, unas estrofas, una melodía, que pudieran mostrarle cuánto aprecio mi estadía por sus bellos parajes de ensueño. Mas na
¿Por qué animarse a ser diferente? ¿Por qué no quedarnos en la comodidad de lo que hacen todos? ¿Para qué correr el riesgo? Este es un blog muy particular para mí, porque me llevó a forzar la publicación de cuestiones muy profundas y muy mías, pero que a su vez también lo son para los demás. ¿Contradicción? Para nada, simple paradoja de la vida.